Hasta el momento se había encontrado sepulturas de mujeres vikingas con armas. No muchas, pero las suficientes como para afirmar que algunas vikingas también participaban en batallas. Hoy también sabemos que había jefas vikingas.

Del rol de la mujer vikinga hablaremos con más detenimiento en otra ocasión, pero estos días se ha publicado una noticia muy interesante al respecto. Los resultados de una prueba de ADN han desvelado que el esqueleto de una suntuosa tumba de un guerrero vikingo pertenecía a una mujer.

Equivocados durante más de un siglo

El cuerpo en cuestión fue encontrado por el arqueólogo sueco Hjalmar Stolpe a finales del  siglo XIX. Los restos fueron enterrados junto a dos caballos y armas vikingas, símbolos de un guerrero de reconocido prestigio. Ante tal hallazgo, se asumió que el cuerpo del guerrero correspondía a un hombre, descartando que los huesos pudieran pertenecer a una mujer.

No sería hasta hace unos pocos años cuando la osteóloga Anna Kjellström, de la Universidad de Estocolmo, apuntó que el esqueleto presentaba rasgos femeninos. Entre ellos, unos pómulos finos y unos huesos de la cadera propios de una mujer. Como consecuencia, un equipo de investigadores de las universidades de Upsala y Estocolmo se puso a analizar el asunto. Hoy, las pruebas del ADN han decretado que Kjellström estaba en lo cierto.

Boceto tumba jefa vikinga

Ilustración de la tumba de la jefa vikinga encontrada en Birka (Suecia). Þórhallur Þráinsson

¿Cómo es la tumba de la jefa vikinga?

La sepultura está datada a mediados del siglo X y localizada cerca de Birka, Suecia. Corresponde a una mujer de unos 30 años y 1,70 metros de altura, una estatura bastante elevada para la época.

Lo más importante es el ajuar que acompaña al cuerpo, propio de un jefe o un guerrero muy respetado. Consta de una espada, un hacha, una lanza, flechas perforantes, un cuchillo de combate, dos escudos y dos caballos (una yegua y un semental). Y, además, un ejemplar del Hnefatafl, el juego de mesa de los vikingos. Esto último podría sugerir que la difunta participaba en la planeación de la estrategia de las batallas.

Se trata de una nueva evidencia de que las mujeres vikingas sí podían ser guerreras, y la primera demostración de que hasta podían llegar a ser líderes. Los investigadores del descubrimiento publicaron los resultados en a revista American Journal of Physical Anthropology con el título «A female Viking warrior confirmed by genomics» («Una guerrera vikinga confirmada por la genómica».

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