El casco con cuernos es uno de los principales símbolos del mundo vikingo, aunque en realidad los cascos vikingos no llevaban cuernos. Y, entonces, ¿cómo eran estos yelmos y de dónde sale este concepto erróneo? Es lo que explicaremos en este artículo.

Cómo era un casco vikingo

Los cascos vikingos originales estaban fabricados con planchas de hierro unidas por tiras de cuero. Estos yelmos eran simples, con forma redondeada o cónica. Además, muchas veces presentaban protectores para la nariz y los ojos.

Por otra parte, también se fabricaban cascos de cuero y tiras de pieles, mucho más comunes que los de hierro. Estas protecciones se destinaban a los guerreros que no pudieran permitirse un yelmo de metal. Recordemos que los vikingos no tenían soldados profesionales sino que cada guerrero se mantenía a sí mismo.

Algunas hipótesis apuntan a que, a diferencia de otros objetos o armas vikingas, los cascos eran heredados generación a generación. Esto explicaría la escasez de yelmos en las tumbas.

El yelmo de Gjermundbu

Un magnífico ejemplo de estas protecciones faciales lo encontramos en el yelmo de Gjermundbu, el único casco vikingo completo que se ha encontrado hasta la fecha. Este objeto fue encontrado en un túmulo funerario junto a una granja noruega en 1943.

Estaba fragmentado en nueve partes, pero se pudo reconstruir completamente. Junto al yelmo de Gjermundbu se hallaron pertenencias propias de un guerrero pudiente: tres espadas, puntas de lanza, hachas, complementos ecuestres, remaches de escudos y una cota de mallas y anillas.

En la actualidad, toda esta colección de objetos está expuesta en el Museo de Historia de Oslo.

Yelmo de Gjermundbu

Yelmo de Gjermundbu

Otros cascos vikingos reales

Otros cascos vikingos auténticos encontrados en excavaciones y dignos de mención son:

  • Casco de Olomouc (República Checa). Cónico y con protector nasal.
  • Yelmo de San Venceslao (República Checa). Cónico con protector nasal y una curiosa decoración que mezcla el cristianismo con el paganismo.
  • Casco de Ostrów Lednicki (Polonia). Cónico y con protector nasal.

Los cascos vikingos en el arte antiguo

Ante la escasez de yelmos completos, las descripciones de las runas y las ilustraciones de la época vikinga nos hablan de cómo eran estas protecciones. Los cascos vikingos eran simples, en ocasiones con la tira metálica para proteger la nariz o las ‘gafas’ para cubrir los ojos.

El mito del casco vikingo con cuernos

En la cultura popular de los últimos dos siglos, está aceptado que los cascos vikingos estaban adornados con cuernos. Podríamos pensar que este malentendido es fruto de la demonización de este pueblo nordico por parte de las víctimas de los ataques vikingos en la Edad Media. Sin embargo, esta inexactitud histórica tiene su origen en el Romanticismo, durante el siglo XIX.

Principalmente, debemos ‘echarle la culpa’ a las ilustraciones de 1820 del pintor sueco Gustav Malmström. En una serie de cuadros que trataban de plasmar el poema épico La Saga de Frithiof, el artista decidió vestirlos con los famosos yelmos con cuernos. La intención del pintor era demonizarlos, ofreciendo una imagen idealizada de la realidad tal y como propugnaba el romanticismo.

Saga de Frithiof

Ilustración de la Saga de Frithiof.

Décadas más tarde, la ópera El anillo del nibelungo de Richard Wagner pondría su grano de arena. En 1876 se estrenó esta obra, en la que el coro aparecía caracterizado con cascos con cuernos y alados.

Ya en la cultura de masas, fenómenos como Vicky el Vikingo o la tira cómica Olafo el Amargado (Hägar the Horrible, en el original) terminaron de consolidar el mito.

Vicky el Vikingo

¿Por qué el casco vikingo no tenía cuernos?

La ausencia de pruebas habla por sí misma, pero hay una razón de peso para descartar esta ornamentación en los yelmos vikingos. Sencillamente, no sería práctico luchar con ese casco, especialmente en los muros de escudos. Combatir hombro con hombro tropezando continuamente no es algo que encaje en la pragmática filosofía de batalla de esta antigua civilización.

En cualquier caso, tras siglos de saqueos y barbarie, podemos afirmar que los vikingos se ganaron su fama a pulso. Dejaron una honda huella y no es de extrañar que acabaran siendo demonizados.

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