Siempre se ha considerado el ataque a Lindisfarne en el año 793 como el inicio de la era vikinga. Sin embargo, existe un precedente de un ataque vikingo. Concretamente, este suceso tuvo lugar en la isla inglesa de Portland en el año 789.
Cuatro años antes del sacrilego saqueo del monasterio de Lindisfarne, en el reino de Northumbria, las cronicas anglosajonas registran el primer incidente violento con los «hombres del norte». Tres barcos vikingos fondearon en la isla de Portland, en la costa de Dorset. Procedían de Hordaland, una región del oeste de Noruega.
El primer avistamiento de los vikingos en Wessex
Los Anales de San Neots describen esta inusual visita durante el reinado de Beorhtric en Wessex, entre los años 786 y 802. Una expedición danesa se dirigía a Dorchester cuando fue interceptada por representantes del rey. El alguacil del lugar tomó a los escandinavos por comerciantes. Beaduheard, que así se llamaba el representante real, intentó cobrar el impuesto de rigor por comerciar en Wessex.
Los vikingos se negaron a abonar la tarifa y acabaron asesinando a Beaduheard. A continuación, los tres barcos nórdicos tomaron rumbo a Portland y efectuaron sus transacciones comerciales. No se registraron más incidentes por parte de estos extranjeros.
Cuatro años más tarde, el 8 de junio de 793, un feroz asalto contra el sagrado monasterio de Lindisfarne conmocionó a toda Inglaterra y a media Europa. Sería el primero de muchos episodios de masacre.
La conquista del Mar del Norte
Resulta evidente que los nórdicos meroderaon por las islas británicas antes de perpetrar sus ataques. De hecho, sucesivamente fueron colonizando islas como las Shetland o las Orcadas. La expansión por el Atlántico Norte les llevaría incluso a América.
Echando la vista hacia atrás, los pueblos vikingos empezaron a utilizar la vela en sus embarcaciones durante la primera mitad del siglo VIII. Es así como los barcos vikingos permitieron navegar por mar abierto y recorrer grandes distancias. Además, los clanes escandinavos incrementaron la producción de hierro y mejoraron la fabricación de armas.
En cuestión de décadas, la expansión fue un hecho. A finales del siglo VIII, los daneses, noruegos y suecos empezaron a establecerse en las islas del Mar del Norte. Paralelamente, se hicieron cada vez más frecuentes los saqueos de las costas de Inglaterra y Escocia.
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