La reina de los dioses nórdicos

Diosa de la fertilidad y del amor conyugal, Frigg era venerada por las parejas casadas. Siempre mostraba una apariencia majestuosa, y destacaba por su astucia.

Una de las asynjur más importantes es Frigg, esposa de Odín y el mayor prototipo de esposa y madre que ofrece la mitología nórdica.

¿De qué es diosa Frigg?

Las atribuciones de Frigg son muy amplias. Entre otras cosas, Frigg es la diosa nórdica de la fertilidad, del matrimonio, de la maternidad y de las artes domésticas. Se la invocaba en los partos, en los que los vikingos utilizaban una planta sedante llamada «hierba de Frigg» (cuajaleche o Galium verum).

Además, en calidad de esposa del dios Odín, se la considera la reina del cielo y de los æsir. De hecho sólo ellos dos tienen derecho a sentarse en el trono Hliðskjálf.

Frigg tenía su propio palacio, llamado Fensalir. A este lugar invitaba a los matrimonios que llevaban vidas virtuosas, para que pudieran disfrutar de la compañía de sus parejas después de la muerte.

Por otra parte, esta ásynja tiene el don de la profecía. Aunque, curiosamente, nunca revela a nadie lo que sabe.

Orígenes y parentesco de Frigg

Fruto de su enlace con Odín, Frigg es madre de Balder, Höðr y Hermóðr. También es madrastra de Thor, Heimdall y el resto de hijos del dios tuerto. A su vez, es hija de Fjörgynn.

Una de sus mejores amigas es Eir, la diosa de la sanación y la salud. Además, Frigg tiene a su disposición a numerosas sirvientas, entre ellas Hlín, Gna y Fulla. No sólo le ayudan en quehaceres domésticos, sino que, a menudo, la diosa las envía a cumplir recados.

Representación de Frigg

Representación de la diosa Frigg

Frigg es descrita como una diosa bella y alta, muy aficionada a las joyas y a los vestidos suntuosos. Se dice que su humor era cambiante, hasta el punto de que se vestía de blanco o negro según su estado de ánimo.

Entre sus aficiones está la de tejer las nubes utilizando una rueca tan lujosa que brilla en la oscuridad. De hecho, los vikingos llamaban «rueca de Frigg» a la constelación que nosotros conocemos como cinturón de Orión.

En ocasiones, se la puede identificar en el arte vikingo porque aparece sentada en el Hliðskjálf. Desde este trono, Odín y ella podían ver lo que estaba sucediendo en los nueve mundos.

También se puede representar a Frigg con llaves colgando de la cintura, ya que éste es el símbolo de una mujer casada nórdica.

Mitos sobre Frigg

A continuación relatamos dos mitos nórdicos en los que la diosa Frigg tiene un papel importante.

Grímnismál: la historia de Geirrod y Agnar

El Grímnismál es uno de los poemas que conforman la Edda poética. En este relato, la diosa Frigg da muestras de su astucia.

El Grímnismál está protagonizado por dos jóvenes hijos de un rey: Geirrod, protegido de Odín, y Agnar, protegido de Frigg. Ambos habían sido criados por Odín y su esposa, disfrazados de pastores, y cada uno recibió sabios consejos de su padrino. Cuando ambos príncipes alcanzaron una edad suficiente, tomaron rumbos distintos. Geirrod regresó a su país para heredar el reino de su padre, mientras que Agnar decidió vivir con una giganta en una cueva.

En este punto, Odín y Frigg estaban observando lo que pasaba en el mundo cuando discutieron sobre la situación de sus ahijados. Odín se enorgulleció de Geirrod, que se había convertido en rey, y se burló de Agnar. Sin embargo, Frigg replicó que Geirrod era un hombre mezquino y avaro, «tan tacaño en sus fiestas que tortura a sus huéspedes si cree que han venido demasiados». Odín resolvió demostrar a su esposa que esta grave acusación no tenía fundamento.

De este modo, Odín se disfrazó y acudió a casa de Geirrod haciéndose llamar Grímnir. La astuta Frigg decidió engañar al rey, enviando a su criada Fulla para prevenirle de la llegada a sus dominios de un extranjero con malas intenciones. Fulla le explicó a Geirrod que identificaría a este hombre fácilmente porque los perros no lo atacarían. Y así, Grímnir fue apresado sin contemplaciones.

Geirrod mandó torturar a su extraño huésped para obtener más información, pero Odín permaneció en silencio. Durante ocho días, el dios fue abrasado entre dos hogueras. El hijo del rey, llamado Agnar como su hermano, se compadeció de Grímnir y le entregó un cuerno con hidromiel para que bebiera. Entonces Odín reveló su auténtica identidad.

La sorpresa de Geirrod fue tal que acudió rápidamente, espada en mano, a liberar a su prisionero. Sin embargo, su precipitación fue tal que tropezó y cayó sobre la espada, muriendo atravesado por su propia arma. Después, Odín desapareció y el pequeño Agnar reinó durante muchos años.

Ilustración de Frigg tejiendo las nubes (John Charles Dollman).
Ilustración de Frigg tejiendo las nubes (John Charles Dollman).

La joya robada y el enfado de Odín

En un mito, la obsesión de Frigg por las joyas es la causa de calamidades. Todo empieza cuando la diosa roba una pieza de oro de una estatua que representaba a Odín, erigida en uno de sus templos. Después de adueñarse de esta pieza, Frigg se la entrega a los enanos para que fabriquen un precioso collar.

La ausencia del oro no pasó desapercibida para su esposo, que inquirió a los enanos sobre el autor del robo. Como ninguno osó delatar a Frigg, Odín resolvió hacer hablar a la propia estatua. Mandó que ésta fuese colocada a la entrada del tiempo para aplicarle unas runas que le darían la facultad del habla.

Ante esta situación Frigg envió a su sirvienta Fulla a buscar una solución. Fulla regresó acompañada de un enano horrendo que dijo que impediría hablar a la estatua si Frigg le dirigía una sonrisa. Accediendo la diosa a su petición, el enano se dirigió al templo, infundió a los guardias de un sueño profundo y destrozó la estatua a martillazos.

Este sacrilegio provocó la ira de Odín, que decidió abandonar Asgard. Sus hermanos Ve y Vili intentaron sustituirlo al mando de los æsir, pero sin éxito. Aprovechando la falta de liderazgo de los dioses, los jotuns invadieron Midgard y la cubrieron de nieve, hielo y una fría niebla.

Siete meses de penalidades transcurrieron hasta que finalmente Odín se apiadó y decidió volver. El dios de la guerra y la sabiduría expulsó a los gigantes de la Tierra y todo volvió a ser como antes.

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