Uno de los episodios más llamativos de la historia de los vikingos es la conquista de la ciudad italiana de Luni por Hastein Ragnarsson. Hijo de Ragnar Lothbrok, este caudillo vikingo ingenió un atrevido plan para conquistar una urbe bien fortificada.
La ‘gira’ mediterránea de Björn y Hastein
Incentivados por las historias de los viajeros sobre las riquezas que había en el sur de Europa, Björn Costado de Hierro y su hermano Hastein decidieron emprender una expedición por el Mar de Mediterráneo. Este periplo llevaría a los vikingos a España, entre otros territorios. En el año 858 partieron de su base en Bretaña (actual Francia) con 62 barcos.
Su aventura comenzó bordeando la costa de la Península Ibérica, atacando por el camino ciudades cristianas como Santiago de Compostela y tierras musulmanas. Entre estas últimas destacan Lisboa, Algeciras, Orihuela y las Islas Baleares. A continuación, saquearon ciudades francesas y establecieron una base temporal en la Camarga (sur de Francia). Probablemente, los esclavos que capturaron en tierras cristianas fueron vendidos en el mercado de Tortosa (España), por aquel entonces musulmana.
Pasaron el invierno en la Camarga, y en 859 zarparon con rumbo a Italia. Habían oído hablar de Roma, la ciudad más importante de la cristiandad, y se les antojó un botín irresistible.
La conquista de Luni
De este modo, la siguiente parada de su aventura mediterránea fue Italia, donde dieron con la ciudad de Luni. Impresionados por sus altos muros, su enorme puerto y los opulentos edificios de mármol blanco, los nórdicos creyeron estar ante la mismísima Roma. Luni, que fue fundada por los romanos con el nombre de Luna, pertenecía en aquel entonces al Reino de Italia.
Dado que la ciudad no podía ser capturada por un ataque sin sufrir numerosas bajas y que el asedio permitiría la llegada de refuerzos locales, los hermanos Ragnarsson recurrieron a una estratagema. Enviaron emisarios a la ciudad explicando que ellos en realidad eran comerciantes que habían llegado allí por culpa de unos vientos desfavorables. Además, solicitaron que su líder Hastein fuese bautizado y ofrecieron regalos a cambio. El obispo de Luni consintió, y Hastein entró en la ciudad fingiendo estar gravemente enfermo.
Al día siguiente, los escandinavos comunicaron a la ciudad que su líder recién bautizado había muerto. Su último deseo, dijeron, era ser enterrado en tierra sagrada junto a una iglesia. Los nórdicos estaban dispuestos a abonar una gran suma para cumplir la última voluntad de su jefe antes de reemprender su viaje.
Las autoridades de la ciudad italiana picaron el anzuelo permitieron la entrada de una pequeña comitiva fúnebre de vikingos que cargaban en hombros un ataúd con Hastein dentro. Se celebró una misa en la iglesia a la que asistieron las personalidades más importantes del lugar. En plena ceremonia, el muerto salió del ataúd para sorpresa de los presentes. Los vikingos tomaron las armas que estaban ocultas dentro del ataúd y cerraron rápidamente la iglesia por dentro. Mataron a todos los presentes, incluido el obispo. A continuación, lograron abrir las puertas de la ciudad para permitir la entrada de todos los vikingos que aguardaban fuera. Luni fue violentamente saqueada y los hombres de Hastein y Björn obtuvieron grandes riquezas.
El regreso a casa de Björn y Hastein Ragnarsson
Tras dar cuenta de Luni, las naves vikingas capturaron Pisa y se adentraron en Italia hasta llegar a Florencia y Fiesole. Se decantaron por atacar y saquear esta última. A continuación, azotaron las costas de Sicilia y del norte de África, donde tomaron cautivos.
Al regresar a la Península Ibérica, remontaron el río Ebro y capturaron al rey García Íñiguez de Pamplona. Obtuvieron un apabullante rescate por este prisionero. Cargados de tesoros, se toparon con la armada andalusí en el Estrecho de Gibraltar. Sólo 20 barcos vikingos lograron franquear el paso. Ya era el año 862 cuando Björn, Hastein y el resto de supervivientes llegaron a casa para disfrutar de sus riquezas.
El cronista francés Dudo de Saint-Quentin relata este episodio en su Historia Normannorum (Historia de los normandos), escrito 150 años después de los hechos. Por otro lado, los anales irlandeses cuentan que el hijo de un tal Ragnall de Lochland (Noruega) regresó de España y del norte de África con blåmenn («hombres azules»): hombres de piel negra que causaron sensación en el mercado de esclavos de Dublín.
¿Qué fue de Luni después del saqueo?
Por lo que respecta a Luni, sus supervivientes se refugiaron en la vecina Carrara durante un tiempo y regresaron más tarde a reconstruir las ruinas. La ciudad fue diana de piratas y ataques sarracenos a lo largo de siglos, y su importante puerto no fue suficiente para evitar una decadencia económica. Finalmente, la población fue abandonada en 1058 tras una epidemia de malaria. Gran parte de su población se trasladó a Sarzana, mientras que algunos de sus habitantes fundaron los asentamientos de Ortonovo y Nicola. Curiosamente, en el año 2017 los vecinos de Ortonovo decidieron renombrar su municipio como Luni.
Por otra parte, el obispo que fue asesinado por los vikingos en Luni es San Ceccardo. Este mártir es patrón de Carrara y su festividad se celebra el 16 de junio.
La conquista de Luni en la ficción
Hemos visto este famoso episodio en la serie Vikingos. Sin embargo, los guionistas de esta ficción televisiva decidieron ambientar la escena en París y atribuírsela a Ragnar Lothbrok. Como sabemos, los ataques vikingos a París fueron muy diferentes. Una novela que recoge la captura de Luni es Los hijos del rey vikingo: Saqueo, la segunda entrega de la saga escrita por Lasse Holm.