Hoy abordamos una de las proezas más sorprendentes de los vikingos: la Guardia Varega. Una unidad militar de élite que protegía al emperador del Imperio Bizantino y que defendió Constantinopla durante siglos.
Algunas sagas nos hablan de estos varegos o vikingos suecos que encontraron fortuna en el imperio más rico y poderoso de su tiempo.
¿Quiénes eran los varegos?
Los varegos o rus eran vikingos originarios de Suecia que se fueron expandiendo hacia la estepa rusa. Primero se dedicaron a comerciar con pieles y esclavos, a la piratería y a ser mercenarios. Más tarde dominaron a las tribus locales y fundaron sus ciudades. Navegando por ríos y lagos llegaron a tomar contacto con la capital del Imperio Bizantino en el Mediterráneo oriental.
Si bien en un principio comerciaron con Constatinopla, pronto se produjeron rifirrafes con los bizantinos. En el año 860, estos vikingos suecos asediaron la ciudad. Este ataque a una de las urbes más ricas del mundo no tuvo éxito, y sin embargo los varegos causaron un gran impacto por su ferocidad y crueldad.
La palabra ‘varego’ procede al nórdico antiguo væringi, una combinación de vár («promesa») y gengi («compañero»); es decir, algo así como «compañero jurado».
Historia de la Guardia Varega
¿Cómo se formó la Guardia Varega?
Sorprendentemente, su desempeño militar y la brutalidad exhibida mientras asolaban Constantinopla hizo que el Imperio Bizantino contratara a varegos como mercenarios. Así, unos 400 vikingos participaron en una expedición a la península Itálica y unos 700 en otra a Creta. Con el tiempo el buen desempeño de estos nórdicos en apoyo de las tropas bizantinas condujo al siguiente paso: la formación de la Guardia Varega.
En el año 988, diversas revueltas locales forzaron al emperador Basilio II a solicitar ayuda al príncipe Vladimir de Kiev. El Imperio Bizantino recibió 6.000 rus, y a cambio Vladimir se convirtió al cristianismo ortodoxo y se desposó con la princesa Ana, hermana de Basilio II. Eliminadas las amenazas, estos soldados nórdicos pasaron a convertirse en la Guardia Varega, un cuerpo de élite para proteger al emperador.
Los guardias varegos eran conocidos no sólo por su fiereza, sino por su lealtad. Juraban fidelidad a Constantinopla, no a un emperador concreto, y rara vez cometieron traiciones en un contexto en el que la nobleza local conspiraba continuamente para derrocar al emperador de turno.

Mapa del Imperio Bizantino en tiempos de Basilio II.
Evolución de la Guardia Varega
Desde finales del siglo X, numerosos nórdicos se dirigieron a Constantinopla a formar parte de la Guardia Varega por el oro y la fama. El emperador les concedía un sueldo muy generoso así como parte de los botines de guerra y las mejores armas disponibles. Y es que los varegos no sólo debían estar preparados para participar en el combate. Entre sus utilidades también estaba la de causar una gran impresión con su aspecto físico y rico armamento tanto a súbditos como a extranjeros.
Ganaban tanto dinero que algunos nobles y príncipes vikingos recorrieron miles de kilómetros para ser contratados al servicio del emperador. El más conocido de ellos, Harald III de Noruega. Después de amasar una gran fortuna, volvían a su tierra natal con una buena cantidad de oro y prestigio. Y esto, naturalmente, provocaba un efecto llamada en los jóvenes escandinavos.
Eso sí, el comportamiento de los varegos también resultaba escandaloso. Las crónicas de la época recogen continuas borracheras en tabernas así como frecuentes visitas a los burdeles y el hipódromo. Las malas lenguas llamaban a la Guardia Varega los «odres del emperador».

Uno de los grafitis o inscripciones rúnicas en la antigua catedral de Santa Sofía en Estambul. Puede leerse un nombre propio, «Halfdan».
El final de la Guardia Varega
Hasta el siglo XIII, entre 5.000 y 6.000 soldados formaron la Guardia Varega. Si bien en los primeros tiempos eran nórdicos en su práctica totalidad, con el paso del tiempo sus efectivos se fueron renovando también con mercenarios anglosajones. Las tropas normandas de Guillermo el Conquistador se hicieron con el control de Inglaterra, obligando a muchos anglosajones a buscarse la vida en el extranjero.
Esta unidad de élite combatió contra los avances turcos e incluso contra un ejército cristiano en la Cuarta Cruzada. Los varegos defendieron heroicamente las murallas de Constatinopla desde julio de 1203 hasta abril de 1204, rechazando a unos cruzados superiores en número en un exasperante contexto de intrigas palaciegas.
Cuando la ciudad sucumbió finalmente, la barbarie cruzada dejó maltrecha para siempre al Imperio Bizantino. Su economía ya no le permitía mantener una unidad de élite tan costosa, por lo que la Guardia Varega nunca volvió a ser lo mismo en número de efectivos. La última aparición de esta unidad en un campo de batalla tuvo lugar en Pelagonia en 1261.
Hay menciones muy posteriores de anglosajones y nórdicos que formaban parte de la guardia palaciega. E incluso cabe la posibilidad de que esta Guardia Varega reformada existiese hasta la definitiva caída de Constantinopla en manos de los otomanos en 1453.
Cómo era la Guardia Varega
Funciones de la Guardia Varega
Los varegos al servicio del Imperio Bizantino tuvieron cuatro funciones principales:
- Defensa personal del emperador. Eran la escolta oficial del emperador y lo acompañaban en ceremonias públicas y campañas fuera de la capital.
- Defensa de la ciudad de Constantinopla, tanto frente a enemigos exteriores como manteniendo el orden interno. Custodiaban los puntos más importantes de la ciudad y ejercían de policía secreta intimidando, torturando y eliminando enemigos políticos del emperador.
- Una unidad de infantería pesada de élite. Intervenían en batallas en los momentos críticos, mostrando una fiereza y una valentía sobresalientes. Su última batalla fue la de Pelagonia en 1259.
- Causar buena impresión. Los varegos eran una demostración de fuerza ante la mirada de los diplomáticos extranjeros y los propios súbditos bizantinos.
Organización de la Guardia Varega
Los miembros de esta guardia de corps estaban dirigidos por un akolouthos («acólito»). Este comandante acompañaba permanentemente al emperador, situándose detrás de él en el trono, las ceremonias, etc.
Armamento de la Guardia Varega
Las fuentes son escasas sobre este punto, pero obviamente la equipación de esta unidad fue evolucionando con el paso de los siglos. En sus inicios, los varegos llegados desde el Rus de Kiev vendrían armados con hachas y escudos redondos, quedando los cascos y las espadas al alcance de los más pudientes. Al estar al servicio del emperador, probablemente vestirían a la manera bizantina y de una manera más uniforme.
Lo que sí sabemos con certeza es que su arma predilecta era el hacha larga o hacha danesa. De hecho, los bizantinos los llamaban «bárbaros portadores de hachas». También utilizaban espadas de doble filo y lanzas acompañados de escudos redondos. Su cabeza estaba protegida por un casco abierto con una protección para la nariz.